Los Palacios Imperiales
La residencia más grande e impresionante de Roma fue construida a finales del siglo I d. C. por el emperador Domiciano (81-96 d.C.), y cubría toda la zona central del Palatino. Residencias imperiales en el Palatino. El Palatino es la colina histórica romana. Fue la cuna de Roma, aquí fue trazado el surco de Rómulo y la residencia de los reyes. Por eso la colina fue elegida como Residencia de los Césares.
.El primer palacio imperial, propiamente dicho, fue construido por el sucesor de Augusto, Tiberio. Es la Domus Tiberiana, situada en el ángulo sudeste del Palatino, de la que quedan grandes restos de paredones con pasadizos y galerias decorados con estucos de tipo helenístico.
Nerón edificó la descomunal Domus Aurea. Su nombre obedece al lujo en la decoración. Sería la residencia imperial en el Esquilino. El Emperador había viajado por el Asia y había congeniado con los grandes de aquellas lejanas provincias, pero los arquitectos de la Domus Aurea debieron ser romanos. Posiblemente Celer y Severus que no parecen traducción de nombres griegos. Su concepción arquitectónica era muy parecida a la posterior villa Adriana de Tívoli. De esta espléndida mansión se conserva algunos relieves.
Domiciano volvió a fijar sus miras en la colina venerable, el Palatino, donde Roma había comenzado y expropió la mayor parte del mimo para construir la Domus Flavia, sin respetar los derechos de la gente. Allí se alojaron los emperadores sucesivos, añadiendo dependencias, pero sin alterar el núcleo central del Palacio de los Flavios. Ha sido excavada completamente y con las ruinas descarnadas se han construido las estancias, por lo menos en el papel.
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