BASÍLICAS DEL TEMPLO ROMANO
La basílica romana tuvo múltiples usos, dedicándose a mercado, lugar de transacciones financieras, culto o, más ordinariamente, a la administración de justicia; también se utilizaba como lugar de reunión de los ciudadanos para tratar asuntos comunes. En cuanto a su concepción arquitectónica, se trataba de una gran sala rectangular compuesta por una o más naves (siempre en número impar), en este segundo caso, la central era más ancha y alta y estaba soportada por columnas. La diferencia de alturas se aprovechaba para abrir huecos de iluminación en la parte alta de los muros. En uno de los extremos de la nave principal existía una
exedra o
ábside, donde se instalaba la presidencia, mientras que la entrada se efectuaba por el extremo opuesto a través de un pórtico. En ocasiones, la puerta de acceso también podía situarse en el centro de uno de los lados mayores.
Las basílicas del Foro Romano
- Basílica de Majencio: una de las más espléndidas y uno de los edificios más importantes de su tiempo, fue iniciada por el emperador Majencio entre los años 307 y 310 y acabada por Constantino después de 313. Se singulariza por disponer de cubierta abovedada de arista.
Basílica de Majencio
La Basílica de Majencio estaba situada en el foro de Roma. Era uno de los edificios romanos más importantes destinado a la administración de justicia, y a los tratos comerciales. Su forma y su planta fue copiada en la era cristiana para construir las primeras iglesiasLa Basílica de Majencio estaba situada en el foro de Roma. Era uno de los edificios romanos más importantes destinado a la administración de justicia, y a los tratos comerciales. Su forma y su planta fue copiada en la era cristiana para construir las primeras iglesias Basílica Emilia
Basílica Julia:
Cierra por el lado sur el Foro Romano, limita al oeste con el
Vicus Iugarius separándola del templo de
Saturno y al este con el
Vicus Tuscus que la separa del templo de los
Dióscuros.

Fue empezada a construir por
Julio César en el 54 a. C., de quien tomó el nombre sobre el espacio antes ocupado por la Basílica Sempronia, erigida en 169 a. C. por
Tiberio Sempronio Graco, padre de los tribunos de la plebe Tiberio y Cayo, quien para edificarla habría demolido la casa de Escipión el Africano y algunas tiendas de las
Tabernae veteres. Para despejar el solar, César tuvo además que desplazar la tribuna de oradores a la extremidad oeste del
Foro Romano. La Basílica Julia fue acabada por
Augusto, pero se incendió en el 14 a. C. y fue reconstruida por el mismo emperador que la dedicó a sus hijos adoptivos Cayo y Lucio en el 12. Sufrió un nuevo incendio en época de
Carino en 283 y volvió a ser restaurada con
Diocleciano. Una última destrucción parcial sucedió con el saqueo de Alarico siendo reconstruida por el
prefecto urbano Gabinio Vetio Probiano.